miércoles, 1 de mayo de 2019

Crónica de una Semana Santa en Sevilla (parte 1)

     Comienza la primavera en Sevilla. El mes de marzo se despide tras 20 días de invierno, dando paso a una nueva estación. La luz, los coloridos y la alegría inundan las calles de esta ciudad andaluza. Sus gentes esperan con ansias la llegada de su semana grande entre aromas de incienso y azahares. Sin duda, ésta es la época del año en que más se atiende a los noticieros, sobre todo en la sección de meteorología, deseando oír o leer que el buen tiempo y las buenas temperaturas acompañen en estas importantes fechas. 
     En este 2019, se puede llegar a una rápida y sencilla conclusión, con la que podemos hacer referencia a un famoso refrán que dice que "en abril, aguas mil". Y es que este año, tanto el buen tiempo como las lluvias torrenciales, han dejado su huella en la Semana Santa de Sevilla. El calor dio la bienvenida a esta fiesta y se quedó durante algunos días. Después, las nubes se cernieron sobre el cielo, amenazantes, hasta que, de pronto, lo que avisaba con tormenta se convirtió en agua y frío, y las gotas se congelaron, transformándose en granizo. El resultado; calles inundadas como hacía tiempo que no se veía, montañas de hielo agolpadas en las aceras y personas esperando con paraguas y chubasqueros, las "posibles" salidas de algunas hermandades.
     Sin embargo, hoy me centro en esos días en que el sol predominó y acompañó a los sevillanos a las calles de su ciudad. Las imágenes que muestro son de algunos días y de algunas hermandades de Sevilla, en las que haremos un tour exprés por lugares emblemáticos, como la Plaza de la Alfalfa, los parasoles de la Plaza de la Encarnación o la Cuesta del Bacalao (Argote de Molina). Espero que las disfruten tanto como lo he hecho yo mismo.


MARTES SANTO

Ntro. Padre Jesús de la Salud de la hermandad de La Candelaria a su paso por la Alfalfa.

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Toda la familia se reúne en los balcones para ver pasar al Señor de la Salud.

Adaptación de la imagen anterior a formato de "foto antigua". 

Un niño observa desde los hombros de su padre al Señor.


Palio de la Virgen de la Candelaria a su entrada en la Alfalfa.
Imagen de María Santísima de la Candelaria, titular que da nombre a esta hermandad.







Perfil de la Virgen de la Candelaria bajo su palio.

Detalle del encendido de la candelería delantera del palio.


Un espectador se protege del sol utilizando el libro de itinerarios "El Llamador".

Misterio de la Presentación al Pueblo de la hermandad de San Benito al pasar por la Calle Imagen.

Primer plano del titular de la hermandad de San Benito.

El cielo azul sirve de fondo a este plano de la mano del Cristo de la Sangre apuntalada en la cruz.

Primer plano del Cristo de la Sangre, titular de la hermandad de San Benito.

Silueta del Cristo de la Sangre dibujando un cuadro emblemático a su paso por las "Setas" de la Encarnación.

Detalle de un hermano penitente sosteniendo varios rosarios con una medalla de la Virgen del Rocío.

Palio de la Virgen de la Encarnación entre luces y sombras a través de una nube de incienso.

Perfil de la Virgen de la Encarnación, titular de la hermandad de San Benito.

Los ciriales abren paso a un palio que camina entre el olor a incienso.

Una pequeña monaguilla sostiene unas "estampitas" de la imagen titular de su hermandad.

Palio de la Virgen de los Dolores paseando delante de las murallas del Real Alcázar de la ciudad.

Palio de la Virgen de los Dolores, titular de la hermandad del Cerro del Águila.

Primer plano del Cristo de la Humildad del Cerro del Águila, una de las grandes novedades del 2019.

Cristo de la Humildad, titular de la hermandad del Cerro del Águila, a su paso por el Rectorado.

"Miradas", hermano nazareno de la hermandad del Cerro del Águila.

"Miradas", pequeño monaguillo con su medalla al cuello y su cesta en mano.

El cuerpo de nazarenos abre paso al misterio de la hermandad del Cerro del Águila.

"Contrastes", silueta del Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono.

Banda del Sol, una de esas bandas tan conocidas en Sevilla por su famosa indumentaria.

La banda del sol, con sus cascos de plumas, escoltan al misterio del Cristo del Desamparo y Abandono.

Perfil de Nuestra Señora de los Dolores, titular de la hermandad.

"Llamas y Cera", detalle de un cirio encendido y levantado que derrama su cera. 
"Llamas y Cera", conjunto de cirios levantados derramando su cera.



"Costales", un costalero levanta su costal para guiar a sus compañeros al abrirse paso entre la multitud.

"Llamas y Cera", cuerpo de nazarenos de la Hermandad de la hermandad del Dulce Nombre.


"Llamas y Cera", esta niña pide cera a un nazareno para agrandar su bola.

"Llamas y cera", una imagen que se hace típica, un cirio con una estampa de la titular a la que acompaña.

"Llamas y Cera", curiosa imagen de tres nazarenos sosteniendo sus cirios del mismo tamaño a la misma altura.

"Llamas y cera", este diputado observa el paso de la hermandad para reorganizar su tramo bajo los cirios de los nazarenos.

"Llamas y Cera", un nazareno mira su cirio en una de las paradas de su hermandad.

"Llamas y Cera", un diputado camina bajo los cirios levantados del cuerpo de nazarenos de la hermandad de Santa Cruz.



Crónica de una Semana Santa en Sevilla (parte 2)

     Aquél que no ha vivido una Semana Santa en Sevilla debería hacerlo alguna vez en su vida. Los días están llenos de olores, de colores, de vida. Las noches, son pura nostalgia, bohemia, recuerdos para guardar en un cajoncito en el alma. No solo se trata de una imagen bíblica paseando por la calle, sino de un festival de cultura, emociones y un ambiente sin igual, que no deja indiferente a todo aquél que visita la ciudad (ya no solo Sevilla, sino cualquier otra ciudad o pueblo). Solamente aquellos que lo han vivido pueden explicar lo que es ese jolgorio de gente viendo pasar la Estrella por el Puente de Triana; esa cantidad de niños pidiendo caramelos (y actualmente hasta el carnet de identidad) a los nazarenos de la Redención cuando pasan por Laraña o esos otros que piden cera entre los tramos de la Virgen de la Concepción cuando suben por la Cuesta del Bacalao. Solamente esas personas saben lo que significa el silencio cuando el crucificado de los Estudiantes (obra culmen de Juan de Mesa), cruza la Plaza de la Contratación o la intimidad que supone ver al Cristo del Gran Poder caminando por Gravina de vuelta a su templo. Y sobre todo, todos los primerizos en esta fiesta cultural, aprenden lo que es el respeto hacia una hermandad, hacia un grupo de personas, cuando el tiempo se tuerce y una hermandad avanza bajo la lluvia a paso rápido para resguardarse mientras la gente aplaude el esfuerzo de la cofradía mojándose con ellos, sin abrir un paraguas hasta que ésta pasa de largo.
     Es difícil también explicarlo en unas pocas líneas, por eso espero que al menos algunas de estas imágenes sirvan de ayuda y, por qué no, de incentivo, para aquellas personas que no han podido vivirlo o aun están con la duda de si hacerlo o no. Que sepan que no hay nada como ver una lluvia de pétalos, oír la cera caliente de un cirio chisporrotear o caer al suelo al moverse o poder decir esa típica frase que muchos decimos: "Huele a Sevilla en primavera".

MIÉRCOLES SANTO


Esta hermana de la hermandad de La Sed observa a un grupo de niños que pide cera cerca de ella.

El Santísimo Cristo de la Sed pasa por Argote de Molina bajo un cielo completamente nublado.

Detalle de los pies del Cristo de la Sed, el único de que procesiona en la ciudad con 4 clavos en los pies en lugar de 3.

Silueta del paso del crucificado bajo la atenta mirada de algunos espectadores.

"Llamas y Cera", primer encendido de un cirio con ayuda de un pabilo.

"Llamas y Cera", una gota perfectamente esférica cae a la bola de cera de una niña, que se protege con un guante.

Este monaguillo sostiene su propia bola de cera mientras un nazareno se la coloca para verter un poco de cera sobre ella.

"Llamas y Cera", un cirio azul, indicador del último tramo de la Virgen de la Consolación

"Miradas", un nazareno se vuelve para mirar el palio al que precede.

La hermandad de La Sed arrastra un barrio entero acompañándola. Esta imagen es un claro ejemplo de ello.

Primer plano de Santa María de Consolación, titular de la hermandad.

Perfil que resalta el colo azul de los ojos de esta imagen.

Aunque sean los últimos de la hermandad, no hay que olvidar a los manigueteros, esos hermanos que acompañan a las imágenes desde cada una de las cuatro esquinas de sus pasos.

Detalle de la Banda Municipal de Música de Mairena del Alcor, acompañantes de La virgen de Consolación.

Crucificado de la hermandad de San Bernardo a su paso por la Cuesta del Bacalao con la catedral de fondo.

Primer plano del Santísimo Cristo de la Salud, titular de la hermandad.

Un grupo de hermanos costaleros siguen al Cristo de la Salud al subir por Argote de Molina.

Gran petalada a María Santísima del Refugio mientras sube la Cuesta del Bacalao.
MADRUGÁ



Una niña, a los hombros de su padre, observa con atención la llegada de los famosos "Armaos" a la Basílica de San Gil.

Una vez dentro, los "Armaos" se preparan en alguna habitación del templo para acompañar al Señor de la Sentencia.

Salida del misterio de la hermandad de La Macarena entre las miles de personas agolpadas en la calle.

Este saetero canta desde un balcón al Cristo de la Sentencia, mientras su sombra queda proyectada en la pared de la basílica.

"Tecnologías", al igual que esta señora, la mayoría de los espectadores graban con sus teléfonos móviles el paso del misterio  de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia por la Resolana.

La Esperanza Macarena bajo el juego de luces y sombras que forman el palio y la candelería.

Perfil de la Esperanza Macarena al pasar por la Resolana.

"Tecnologías", muestra de que casi todos los asistentes quieren guardar algún recuerdo de este momento.




Detalle de los bordados interiores del palio de la virgen Macarena.